Esperanzador y admirable ver a seis niños toreros comportarse como figuras del toreo
La Monumental de Aguascalientes inició su segunda época, sus segundos cincuenta años con un festejo en donde quedó en claro que el futuro de la fiesta está sustentado con los alumnos de la Academia Taurina Municipal de Aguascalientes que ayer protagonizaron un festejo realmente cautivador.
Seis de ellos vistieron por primera vez de luces y fue simplemente emocionante ver cómo se sintieron toreros, pero no cualquier toreo, sino figuras. La seriedad que le dieron a cada una de sus actuaciones, sus actitudes, las cualidades y hasta los defectos resultaron admirables.
Fernando Zertuche, Juan Miguel Sánchez, Santiago Ortiz, Roberto Brand, Joaquín Macías y Matías Mora, salieron en hombros y no porque fuera su debut, o porque son niños, sino porque se lo merecieron, porque cumplieron un sueño que tomaron con responsabilidad y le dieron grandeza a la fiesta.
Curioso era ver que el vestido de torear les hacía sentir extraños, pero cuando tomaban conciencia que estaban en una plaza acabada de cumplir 50 años, ver en el tendido casi tres mil personas, entre amigos, familia y emocionados espectadores, en el callejón profesionales que asombrados les aplaudías sus mejores lances, muletazos y hasta las estocadas simuladas en todo lo alto con las banderillas, se crecían y, seguramente, todos cumplieron un sueño, y al mismo tiempo iniciaron otro: algún día torear como lo que ayer se comportaron, figuras.
Mucho tuvo los magníficos erales del desaparecido Armando Guadiana, cuya hija Alejandra los trajo, seguramente y con las notas de tienta en la mano, para que les sirvieran a los niños y no se equivocó.
Todos sobresalieron por su nobleza, pero hubo tres berrendos extraordinarios con bravura, clase y emotividad.
No fue “jugar al toro”, fue un examen público de que los jovencitos de entre 10 y 14 años están tomando muy en serio sus clases en la Academia, y los consejos que sus maestros Fermín Espinosa “Armillita”, Manolo Arruza, Luis Fernando Sánchez y Víctor Mora, están sirviendo mucho no sólo para dentro del ruedo, sino afuera en donde la disciplina, el respeto y la entrega, no la olvidarán para la vida.
Así Fernando Zertuche dejó en el ruedo momentos de temple, clase y valor en una faena que, aunque se premió con una oreja, era de dos. Tanta fue su emoción que, pese a ser el primero, sacó a la ganadera a dar la vuelta al ruedo, aunque luego “se le olvidó”, en una sana reacción de un niño feliz.
Juan Miguel Sánchez, de una dinastía muy hidrocálida también templó con largueza y consiguió un par de apéndices. Santiago Ortiz, tiene una especial manera de sentir el toreo lo que le permitió un trofeo.
Con personalidad y torería debutó Roberto Brand para el que fueron dos apéndices, y cerraron los más pequeños, Joaquín Macías que tiene un ángel y le llega mucho al público que le exigió al juez dos orejas en premio a su labor. Cerró un avispado Matías Mora, con cara de niño y actitud de torero adulto, que paseó un apéndice.
Después, el ganadero Luis Alberto Villarreal que, desde el tendido, disfrutó el festival, les regaló un eral para que todos volvieran a sentir el toreo, y cada uno de los mayores volvió a vivir emociones inolvidables, en su cincuentenaria plaza, y con su gente, que llenó más de tres mil localidades.
Una vez más Aguascalientes y su academia, dieron ejemplo.
Con información de Mundotoro